Sinopsis: Es el año 270 a.C. y Alexandros Agathos, un joven griego nacido en Egipto, se despide del anciano que lo educó, dejando atrás la tierra macedonia donde ha crecido. El joven pone rumbo a su ciudad natal porque sin los textos que atesora la Biblioteca de Alejandría no podrá concluir la historia de Grecia que está escribiendo, pero también lo mueve otro propósito: esclarecer el asesinato de sus padres y hermanos -una masacre de la que se salvó milagrosamente-, encontrar al culpable y castigarlo. La recepción que los alejandrinos le dispensan es hostil, y los pocos que lo tratan con cortesía pronto serán sospechosos. La investigación se convierte en un juego duro y hombres y mujeres caen en extrañas circunstancias, sembrando con su muerte un reguero de dudas. El asombro de Alexandros culmina al descubrir la identidad del asesino, tan sorprendente como la verdad oculta tras los crímenes familiares que deseaba vengar.
Mis impresiones: Es una novela ambientada en la Alejandría de los primeros años de gobierno Ptolemaico pero tampoco ahonda mucho en las descripciones del entorno o en el estilo de vida de aquella época. Es más un telón de fondo sobre el que desarrollar una historia.
La historia en si misma me ha parecido bastante plana. Hay un ligero toque de intriga por ver cómo se desarrollan los hechos y ver a dónde conducen al protagonista, pero nada que verdaderamente engancha y haga seguir leyendo para descubrir nuevas cosas.
Los personajes están descritos muy superficialmente y no se aprecian aspectos que le hagan empalizar al lector con ellos o parecer que es parte de la historia.
Viendo el título del libro y a medida que vas avanzando en su lectura el final se hace algo obvio.